Dicen que cuando una persona joven que todavía no tiene la costumbre de tomar mate solo, tiene el impulso de hacerlo y lo hace, en su cabeza están pasando millones de cosas.
Acá me tienen, queridos lectores, con el mate a mi izquierda y la pava en el piso de mi habitación, justo al lado del escobillón y la pala con la que acabo de levantar toda la mugre que dejan mis hermanos, cebados con mis manos que se quejan de no haber usado guantes a la hora de limpiar con lavandina.
Mi estómago todavía me debe estar puteando, desde ayer. No hay cosa más chota que no comer nada de nada y tomar un vino en caja con polvo para hacer jugo. Terminás sintiéndote arriba de una calesita, con el estómago dado vuelta. Me siguen comparando con Angelina Jolie y en pedo soy mucho más terca, no me parezco en nada.
Tiré todos mis ideales a la mierda, terminé hecha percha por donde me mires y mi casa peor.
Auto-castigo: Poner la casa en pié.
Diganmé maricona, nena de mamá y lo que se les cante el forro pinchado del orto, pero VIEJA TE EXTRAÑO; VOLVÉ YA.
No quiero cocinar, no quiero lavar, no quiero planchar, no quiero trapear, barrer, ordenar, NO.
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